CERÁMICA Y ARQUEOLOGÍA

CERÁMICA Y ARQUEOLOGÍA
(EB-12 diciembre de 1980)

Todo lo que se hace con barro cocido es una obra de cerámica. Un ladrillo, una cañería para alcantarilla y la llamada “terracota” para revestir viviendas. La cerámica o alfarería puede consistir en trabajos toscos y pesados como los nombrados o en obras delicadas, frágiles y bellas como finos encajes de hilos y de tan exquisitos colores y tantas gracias “como los pétalos de la flor de loto cuando flotan río abajo”. Tanto así, que un emperador chino del siglo X ordenó que se hicieran tazas para el té “azules como el cielo, límpidas como un espejo, finas como el papel y sonoras como una campanita”.

Y es que la cerámica o llamada también alfarería, no sólo son equivalentes, sólo que se acostumbra a usar la primera para trabajos de mayor finura en loza o porcelana y la segunda para trabajos mas bien toscos y para otros usos. La alfarería es un arte tan antiguo como el hombre. Se practica desde tiempos inmemoriales en casi todos los pueblos del mundo. Ni qué decir de un pueblo como el Perú, donde nuestra tradición de ceramistas no tiene mayor competencia en la región continental. El hombre de la prehistoria hizo vasijas de barro cocido apenas construyó armas de piedra para matar a los animales y enemigos y tejió rústicos materiales para hacerse prendas de vestir que lo protegieran del frío invernal. Una visión casual a la huella dejada en el piso después de una fuerte lluvia, debe haberlo hecho meditar y crear la técnica. Al principio de paredes gruesas, y después perfeccionó el grosor, destacó la forma y finalmente decoró las vasijas de acuerdo a los temas de su entorno e imaginación.

Esta última podría ser una fantasía de explicación, pero no es otra que la que han trasmitido los pueblos ceramistas antiguos a la Historia como ciencia y a través de la Arqueología como anexa a esta. Los más grandes ceramistas del mundo han sido siempre los chinos, y cuenta la historia que aproximadamente en el año 2, 700 AQC. Un emperador chino llamado Hwang Tsi descubrió el arte de hacer vasijas de barro cocido y lo enseño a su pueblo. Sus súbditos agradecidos, lo adoraron y lo llamaron afectuosamente “el modelador del barro”. Hasta los dioses dicen debieron sentirse satisfechos de él, porque le ahorraron el dolor al morir y se lo llevaron vivo a su morada celestial.

En cambio los antiguos egipcios dicen que uno de sus dioses principales llamado Pta, demostró su maestría en la alfarería modelando al primer hombre con barro del río Nilo e insuflándolo de vida. Los griegos contaban como otro dios llamado Dionisos (Baco=Roma), hijo de Zeus y dios del vino, desposó a Ariadna, la bella hija del rey Minos de Creta (= Leyenda del Minotauro) y cómo su primogénito Keramos llegó a ser el primer alfarero del mundo. De allí su nombre se ha inmortalizado al llamar a su notable arte “cerámica”.

En la Arqueología (ciencia cuyo objeto es la investigación y el estudio de las formas tangibles y visibles del pasado relacionadas con la actividad humana o producto de ésta),
El arte de la cerámica constituye un importante documento para comprender la evolución de un pueblo y sus expresiones artísticas. Todas las manifestaciones de la cerámica pueden dividirse en dos clases: los utensilios de loza y los de porcelana. La más delicada y exquisita fue inventada por los chinos hace unos 2 mil años. Alrededor de los 1,000 años de la Era Cristiana, se vendían ya muchos de estos productos a los demás pueblos de Oriente y, en 1, 100 algunos de sus cacharros llegaban a Europa por el comercio establecido. Los cruzados compraban a los turcos, árabes y persas, en el Cercano Oriente y estimaban tanto las piezas, que la porcelana valía más que su peso en oro. En el año 1,280 el viajero italiano Marco Polo visitó la ciudad de Kingte-Chin y vio las enormes fábricas de porcelana creadas allí por el emperador tres siglos antes. En 1709 el alemán Juan Federico Böttger, de Sajonia descubrió la clase de barro que usaban los chinos.

La moderna cerámica de Europa se inicia a partir del siglo XIV, en pleno renacimiento en Italia. Los pobladores de la antigua Creta, de las costas e islas del Mar Egeo, de Troya y de Grecia antes de la llegada de los Griegos (=aqueos), tuvieron un alto nivel de civilización e hicieron vasijas a un tiempo interesantes y artísticas. Las técnicas empleadas fueron: dypilon, de los fondos rojos y las figuras negras y de los fondos negros y las figuras rojas. Las naciones del lado este, sobre todo los babilonios, los caldeos y los asirios que vivían en el valle de los ríos Éufrates y Tigris (=Irán e Irán hoy), aprendieron de los egipcios el arte de barnizar. Los persas , que sucedieron a esas naciones en el dominio del valle por su poderío guerrero y su espíritu conquistador, continuaron desarrollando el arte al fabricar ladrillos barnizados, esmaltados o vitrificados, dando origen al mosaico como técnica destacada.

En el año 711, los mahometanos penetraron en España. Durante los 8 siglos que la gobernaron, el arte de la cerámica alcanzó allí perfección extraordinaria y se empleó para adornar los edificios públicos y privados como era usual en Oriente. En Italia, los Medici, rica y poderosa familia de Florencia, poseía un taller de cerámica; el duque de Urbino tenía otro famoso en Gubbio y en Faenza abundaban estos talleres. En 1 600 los holandeses empezaron a fabricar una loza que pronto se hizo célebre, sobre todo el Inglaterra. Así, durante los siglos XVI y XVII ya avanzado el barroco, se hicieron en Francia exquisitas mayólicas, sobre todo en Nevers, Moutier-Sainte Marie y en Ruan.
La cerámica es hoy una vasta industria. Inglaterra, Francia, Holanda, España, Italia, China y muchos otros países fabrican hermosos objetos de loza y porcelana. En estados Unidos, la vajilla Lenox hecha en las grandes fábricas de Trenton, es bella y durable. Los indios de los pueblos de San Ildefonso, cerca de Santa Fe en Nuevo México, hacen objetos de cerámica negra, sobre la que aplican sus antiguos dibujos simbólicos con agradable belleza.

En México, Guatemala, Ecuador y Perú, los indígenas producen piezas de alfarería de formas originales y decoradas con motivos característicos de cada comunidad, las cuales por su encanto y variedad se hacen insustituibles en la decoración contemporánea. Como ya lo he dicho líneas arriba en un adelanto, las culturas del antiguo Perú merecen un capítulo aparte. Fabricaron cerámica utilitaria, religiosa, escultórica y decorativa. Destacaron pueblos como los nazca, paracas, mochica, chimú y otros. Las mismas piezas y objetos culturales sirven a los arqueólogos para descifrar y comprender la vida de estos pueblos. Son tangibles documentos que nos hablan de sus enfermedades, vestimentas, armas, peinados, formas de vida, animales, plantas, instrumentos musicales, folklore y hasta de su vida sexual y religiosa. Por suerte algún arqueólogo por allí dijo que la cerámica en las culturas del Perú “son como un diccionario ikustrado”, o dicho de mejor manera, un libro escrito a través de la historia del antiguo hombre peruano, con barro cocido y cuya tradición y arte perdura hasta nuestros días en el talento y dedicación de miles de artesanos y artistas del Perú.