AGENDA DEL AÑO ‘80

AGENDA DEL AÑO ‘80
(EB-23 de abril de 1980)

Muchas manos se estiran siempre para recibir algo. Muchos dedos se estiran siempre para acusar a alguien. Pocas veces he tenido el placer de ver manos que ofrecen, mirada que invita, labios que sonríen, sentimientos que abiertamente se entregan para proporcionarme alegría, para enseñarme a ordenar mi tiempo, para educarme en el vivir cotidiano. Sé que con algo como tú he de continuar muy bien. Vendrá el ’81, el último de los ’80. Tal vez sea la última década ordenada, feliz y entusiasta. No importa ya si atrás queda el insulto del hermano que agredió mi condición de ser humano. No importa si atrás queda los engaños, la hipocresía y la sonrisa de los falsos amigos. Sólo importa que cuando te conocí, te recibí en una noche y en mis propias manos. Así fui aprendiendo que el tiempo dejó de ser obstáculo en nuestras vidas. Que junto a mi lejana hija Carla, estás tú a quienes más quiero. A ella por su inocencia, su pureza, su delicadeza y su sensibilidad para expresar vida en sus actos. A ti porque la soledad y el silencio de todas las horas de un día con los míos, se olvidan en los ratos que hablamos y filosofo a tu lado. A ti por tu seguridad, tu amistad, tu amor, tus deseos de triunfo, de dar, ayudar, incentivar y luchar. Eso es lo que importa ahora: Carla y tú…Viviré una década más para no defraudarlos. Entonces, todo será excesivo en mi obra, mis palabras, mis ideas. Si fui bueno, tú lo sabes y a ella alguna vez se lo dirás. Si fui malo y cobarde, sino supe enfrentarme a la vida, encontrarás la disculpa ante mi Carla, para no destruir la imagen que su madre le ha creado de mí.

Sabes a estas horas de la noche es cuando me encuentro más solo y tengo deseos de tomar el teléfono y hablarte, pero no puedo hacerlo y tú sabes por qué. Sin embargo mi mente como un hilo de comunicación se extiende hasta tu casa y hablo contigo todas las noches, como hablo con Carla todos los días desde que existes tú. He aprendido a ser feliz gracias a la comunicación silenciosa de ese inventar obligado de todos los días cuando hablar con alguien te cuesta un reproche, un insulto, una crítica sin altura, un no hablar constante. Ahora, cuando me extiendo en mi lenguaje humano y sensible, dejo allá la figura superficial y negativa que construyen de mi los enemigos del alma, los incautos de corazón, los que nunca aman sin egoísmo, los que se creen bellos sin serlo, los que con sus caprichos patanes destruyen en estos años las pocas energías que me quedan.

Gracias hija mía por existir y gracias “tú” que me lees, que en el silencio me escuchas para enseñarme ahora a simplemente vivir. Porque vivir es duro, es enfrentarme a un mundo que no me gusta, a un capricho biológico, a un caos espiritual que aún no comprendo, a un plano en que tus propios hermanos se vuelven enemigos, donde los amigos se vuelven extraños; los artistas siniestros, impenetrables, con obras incomprensibles.

Vivir es fuerte cuando los problemas son todos tuyos y los dados de la suerte se echan en tu contra. Vivir es luchar, sonreír, enfrentarse y eso estoy aprendiendo por Carla y por ti mi querida Agenda del año ’80….