LA CLASE DE ARTE

LA CLASE DE ARTE
(EB-marzo 2008)

La belleza es todo lo que estimula nuestros sentidos, es decir, nos avisa a través de ellos que está presente, que existe y que no nos queda otra razón que aceptarla, disfrutarla, visualizarla. La experiencia de una clase de arte en las escuelas primaria y secundaria es una tarea que demanda mucho ejercicio de mente y de paciencia.

Están primero los alumnos que sueñan con ser “artistas”. Todos quieren ser cantantes, pintores, músicos, escultores, arquitectos…pero eso se define con el tiempo….y el talento. La competencia en el mercado laboral creativo es demasiada. No se puede ser artista y vivir exclusivamente del arte en países como el nuestro. Paralela a tu faceta de artista, debes manejar otra renta que permite realizarte en los dos campos. Eso ha sido lo que he hecho durante toda mi vida. Ser profesor de arte y ser artista….y la verdad que no me arrepiento de nada.

Cuando te enfrentas al niño para “enseñarle”, te encuentras con el deseo de expresarse a través de la pintura, pero primero debes estimularlo con un tema, explicarle los elementos y personajes que intervendrán en el mismo, cómo los puede representar, qué colores expresarían mejor la idea, y que ocupe la totalidad del espacio que tiene en el soporte (cartulina, papel o cartón)…y el niño inicia el proceso, donde el profesor debe guiarlo hasta concluir su expresión.

Cuando la enseñanza del arte se imparte en alumnos de secundaria, el proceso es más difícil. El adolescente está en una etapa de rebeldía, despertando a la sexualidad, enfrentándose a valores, interrogantes humanas, descubriendo el amor, etc.…y ese es un panorama que los educadores debemos saber llevar bien. Antes de dibujar, él debe recibir una información sobre el tema: historia del arte, educación artística, cánones de la figura humana, teoría del color, trazos y apuntes, veladuras, texturas, collage y otras técnicas aplicativas. Sin embargo, los temas que pinta, al vincularlos con su propia vida, la historia, los artistas famosos y otros, despierta en él interés, por expresarlo de la mejor manera. Saber guiarlo, seguir los pasos a su ritmo, ser amable para sugerir, no cuestionar su trazo, o la manera de presentar las cosas, hace muy bien para que él mismo vaya descubriendo dónde y cómo desea comunicarse y que lo entiendan los demás.

Están los padres de familia, algunos con formación artística o con talento, y otros totalmente ajenos al campo creativo. Hay los que dejan que el maestro de arte haga lo suyo, y están los otros que quieren convertirse en indicadores de logro de los profesores, o sugerir permanentemente que su hijo debe elaborar trabajos de mayor factura. Frente a estos dos está la dirección o autoridad de la escuela, que piensa que debe darse al alumno “todo”, para que el resultado sea “total” y el alumno termine siendo un “genio” en todas las ramas de la calidad educativa .Y más grave aún, está el Ministerio de Educación que obliga una clase semanal de 45’, con una programación que difícilmente pueda cumplirse al pie de la letra, porque está mal elaborada desfasada y con seguridad desactualizada .Hoy el alumno tiene el Internet, los programas creativos, las visitas virtuales, el conocimiento del arte a través de videos presenciales, las fotocopias, las ampliaciones, la proyección, la información más elocuente que el arte le permite modernamente usar.

No se trata de hacer del alumno un “artista”, ni convertir a todos los educandos en tales. Tampoco de atiborrarlos de información propia de una Escuela de Bellas Artes, cuyos métodos de enseñanza se han ido mejorando desde que en 1664 se fundó la Real Academia de Bellas Artes de París. Se trata de ayudarlo a expresarse a través de la forma, el color, la línea y su propio lenguaje. Con el tiempo él (no sé si sus padres, la escuela o el ministerio), entenderá que gracias a su modesta clase de arte aprendió a tener disciplina, a solucionar problemas, a manejar técnicas, entender el valor psicológico y terapéutico del color, a expresarse de una manera inteligente y diferente y eso lo hace especial y distinto a los demás seres que lo rodean, porque maneja su parte sensible, descubriéndose y descubriendo. Si en el camino que tiene que continuar decide estudiar arte en una institución superior, es una decisión que sólo él podrá tomar. Hacer del arte el centro de su vida, vivir y producir arte, compartir su lenguaje creativo con otros, recibir un pago por lo que hace, será la satisfacción que le quede. Y eso…en un mundo conflictivo como el actual, ya es bastante.