MICHELANGELO

MICHELANGELO
(Lima-23 enero 2010)

Hoy es sábado por la noche, pero no tengo la “fiebre” de la película aquella donde actuaba Jhon Travolta…sólo que acabo de chatear con mi sobrino Miguel Ángel y como va a salir con su “pata” que se conocen desde que eran niños, le doy las recomendaciones del caso, para que finalmente, no escuche renegar a su madre (que es mi cuñada), a la hora de la madrugada que llegue. Él es un chico tranquilo, pero no “lorna” ni “monse”, se ha graduado de chef en uno de los institutos más prestigiados de la capital. Ha hecho prácticas nada menos que en el Restaurante “Costa Verde” de Raúl Modenesi, en mérito a su buen desempeño como estudiante….ahora sueña con viajar a Milán (Italia), para especializarse en comida propia de ese país europeo.

Miguel Ángel siempre me sorprende, tanto como sus otros dos hermanos mayores: Carlos Guillermo (30) y Jorge Alberto (28), porque cada uno de estos “patas” tiene lo suyo….Recuerdo que cuando era pequeño le gustaba tomar libros de la biblioteca de mi padre y se sentaba a leerlos o revisarlos con un interés no propio de esa edad. Para los fines de semana venía a mi taller y disfrutaba viendo películas en la televisión, y asumo que así llenaba su mundo de fantasía que ha servido para hacerlo hermético y callado. Le he conocido varias “novias”, pero todas siempre menores que él. Como disfruta de un cuerpo atlético apolíneo (sin exageración propia de los gimnasios), se luce y conquista…En estos últimos años, he visto clonar las cualidades de su padre (ya fallecido): pinta paredes, muebles, resana, restaura, hace instalaciones eléctricas, y tiene muy buen gusto para hacerse en los cabellos los más impredecibles arreglos de peluquería.

Irradia simpatía entre sus “patas”….sus “novias” lo conservan como amigo, y algunas lo persiguen porque debe tener un encanto que no lograré descubrir por razones obvias. Es el dolor de cabeza de su madre, porque nunca se sabe con qué nueva vendrá. La última “flaca” que tuvo, en unos amores locos de varios años, lo debe haber dejado tan turbado(o mis consejos persecutorios igual), que ha decidido no tener ninguna relación seria hasta que logre sus sueños de chef.


Me agrada que piense finalmente así. Tienes 24 años, es moreno de cabellos negros, mudo por excelencia, cariñoso y expresivo, y “florero con todas las flacas” que “manya”.

Gusta de la música de moda entre los de su generación. Juega al fulbito con “la batería” del “barrunto”, sin “computarse” Maradona, ni Cristiano Ronaldo…sino un pata normal, que quiere jugar una “pichanga” con la “manchita”. Es ajeno a vanidades, soberbia y orgullos tontos. Y me viene a la memoria cuando hace algunos años, tratando de que rompa la relación (que por suerte terminó), lo increpaba todos los días y a cada rato…y un día regresó molesto luego de dejar a la chica y me dijo “Ya pues tío Enrique… suéltame”…lo que interpreté que me le había “prendido” y lo cansé.

Hay veces tiene gestos muy bonitos que me sorprenden, porque soy su tío y porque hace rato “soy tío”….me acompaña al cajero de los bancos, nos sentamos a degustar algo, y se contenta con estar a mi lado como un fiel guardián.

Hoy que es sábado, estaba preocupado por encontrar la ropa apropiada para salir con Alex, que así se llama su “pata”, su “brother”, su “yunta”….que alguna vez hace pocos años, al haber perdido a sus padres, tuvo que vivir en Cusco en casa de los abuelos…y aprovechó para invitar a su “causa” Miguel a viajar, enviándole el pasaje.

Una mañana de verano, Miguel Ángel vino a mi taller y me preguntó por qué le había puesto ese nombre…y le mande todo el “rollo” de Michelangelo Bonarrotti, el gran genio del renacimiento italiano…bla, bla, bla….Ahora me estoy preguntando si su sueño de ir a Milán tiene alguna relación con el nombre que le puse?

Uno nunca sabe…sueño con verlo un día unido a alguien y que su amor por esa persona sea el más grande que aún no ha expresado en la manera que debe, pues su corazón es tan grande como la pared que separa su departamento del mío….y tiene los mismos colores que la carta de la ferretería nos obligó a escoger para pintarla: blanco, rojo, verde…