UNA VIDA CON SENTIDO

UNA VIDA CON SENTIDO

(EB-diciembre 2010)

Hay gente que tiene amor por los demás, lo expresan en los actos de su vida cotidiana. Hay gente que trasluce sabiamente sus valores cuando se trata del prójimo. Hay gente que sabe adaptarse sabiendo que no todo es blanco y negro, sino que es mejor darles la razón a los demás para vivir en paz y armonía consigo mismo. Eso es lo que siento cuando observo la figura de un necesario personaje de la televisión nacional. Nacido en 1961 en Chiclayo “Capital de la Amistad “, al norte del territorio del Perú. Allí donde el calor abraza y la chicha de jora pretendiendo calmar la sed, nos invita a comer el chinguirito y el tiradito, potajes de la región. A los 20 años, su talento, y su reto permanente ante la adversidad lo trajo al limeño diario “La República”. Posteriormente, en la televisión llegó a “Panorama”, “Buenos Días Perú” y otros, hasta que un reportaje humano lo hizo ganador de un premio de periodismo de la Unesco. Porque eso posee Mauricio Fernandini Arbulú, el periodista cuyos programas siempre han tenido y tienen un contenido social, humano, que lo distingue de otros en donde lo versallesco, y fellinesco, no está ajeno a la burla de quienes menos tienen en nuestro país.

Su programa dominical “20 lucas” en un canal de televisión de Lima, indica la claridad con que quiere imponer sus criterios con un amplio sentido de responsabilidad y el cumplimiento de su palabra en la promesa que hace a quienes lo siguen, y a los humanos personajes que encuentra en cada uno de ellos de manera estructural. Y es que Mauricio Fernandini se ha formado para lo que quiere: gusta de la música, el baile, la literatura, el arte en general. Las almas cultivadas como él, pueden entender la disciplina del “de profundis” para expresarse, de la misma manera que hace él cada domingo con un chef invitado. De esta forma lleva la comida gourmet a la mesa de todos los peruanos de a pie, los que gracias a Mauricio Fernandini, aprenden a preparar entrada, segundo y postre con 20 nuevos soles y para 4 comensales. Pero el talento televisivo de Mauricio Fernandini no queda en el set creado por su imaginación en cualquier mercado del barrio, también ha creado una web que contiene las recetas completas y la preparación de los platos de su programa “20 lucas”(http://www.20lucas.com) para los que deseen seguirlo y replicar sus manjares.

Su talento le ha hecho también merecedor recientemente en el programa sabatino “El Gran Show”, bailando marinera con su pareja deseosa de cumplir su sueño, del mayor puntaje nunca alcanzado en los participantes. Mauricio interpretó una marinera norteña, con el mismo garbo, gracias y coreográfico salero que lució en el Festival de la Primavera de Trujillo. Y es que no hace mucho ganó otro merecido premio otorgado por la Municipalidad Metropolitana de Lima, por la misma razón.

Su programa “20lucas” tiene un alto contenido social, humano, una nueva forma de hacer periodismo respetando al participante, al entrevistado. Una original manera de Mauricio Fernandini de rescatar de los pequeños y grandes mercados del barrio de nuestra y otras ciudades, los personajes auténticos, lugareños, algunos refugiados en el silencio de la exquisitez de su comida, u otros anónimos, respetados en el lugar, pero desconocidos en un medio tan masivo como la televisión. Mauricio Fernandini no es indiferente al respeto y valoración de los peruanos humildes que trata accidental o forzosamente utilitarios para la secuencia de su programa. Su vida en California, su trabajo docente en universidades varias, y su gusto por la comida lo han llevado a organizar concursos gastronómicos en los penales de hombres y mujeres de nuestra ciudad, motivando en los participantes el interés por el trabajo limpio, honorable y rentado.

Detrás de este magnífico personaje, imagino que hay una fuerza que lo estabiliza para hacer todo bien. Hay algo que no le permite amilanarse ante nada, que lo lleva a tomar decisiones e imponen su criterio para alcanzar el éxito de cada paso en el periodismo escrito o televisivo. Hay un derroche de energía permanente para cumplir con todos, y empujarnos a amar lo nuestro en los productos de su cocina dominical. En su conducta intachable como ser público. Imagino que no será extraño que la televisión nacional que muchas veces otorga espacios a gente sin valores, encuentre en Mauricio Fernandini alguien que nos enseña a confiar en lo que hace con la sinceridad con que suele reír y jugar con sus entrevistados. Alguien que no guarda un expediente secreto de mala lengua a enemigos, que no engaña mediocremente, que mantiene su independencia como persona, para atar en su corazón a los televidentes peruanos.