JUAN PABLO II

JUAN PABLO II

(1 DE MAYO DE 2011)

Como si mudara de piel, Juan Pablo II, ha despertado esta mañana de mayo para reencontrarse con millones de católicos y admiradores que logró en vida durante su pontificado. Carol Wojtyla nacido en Polonia, fue electo Papa el 16 de octubre de 1978.Desde entonces su nombre y su presencia han sido motivo de aplausos, lágrimas, arrepentimientos pero también de criticas despiadadas y ateas, para que detractores de la fe católica encuentren en el proceso de “beatificación” por el actual pontífice, todos los argumentos para cifrar que no debió darse tan apresuradamente. Y es que la gente debe entender que una religión como la cristiana-católica tiene sus normas que datan de siglos, y las autoridades y tribunales competentes para disponer de lo que creen es bueno o malo para sus seguidores.

Muchos han querido palidecer este acontecimiento, sentados como simples espectadores en el infierno de Dante para criticar y encontrar los peros. La verdad es una y nadie puede negarla. Para quien escribe, Juan Pablo II fue el personaje que más me impactó en toda mi existencia. Lo vi cercanamente en dos oportunidades en Lima: la noche que llegó en l985 y pocos días después saliendo tempranamente de la Nunciatura Apostólica de la Av. Salaverry para en el “papamóvil” recorrer los murales (mosaicos) que el “Movimiento Pro-Lima” que dirigía el arquitecto César Díaz González, trabajó. Su ternura, mirada y ademanes místicos, me condujo al igual que a miles de personas a una etapa de meditación y revisión de nuestras creencias cristianas, al borde de una santidad de entrega. Hoy que el tiempo ha transcurrido después de sus varias visitas a nuestro país, y posteriormente su enfermedad y su muerte, sigo en el umbral de su mirada el movimiento de una fe que es más grande que el hombre para darnos su último suspiro, con la tranquilidad que dejan seres especiales como él.

Si Dios obra favores a través de personajes como este “Papa viajero”, y las sanaciones se dan con la inexplicable versión médica, sin duda que algo apoteósico e indescifrable por la ciencia, pasa al campo que sólo puede aceptarlo la fe. Como toda institución, la Iglesia católica tiene creyentes ejemplares y los otros. Nadie es dueño de la verdad, sino la conciencia de los hombres cuando se miran de manera no virtual frente al espejo de los demás. Sentarse a criticar todo acto ajeno, es muy fácil, cuando queremos tapar las profecías sucias de nuestra propia integridad diabólica.

Por respeto a su memoria, porque fue un santo para millones de personas, porque nos condujo a la tranquilidad de nuestra conciencia, debemos darle el sitial que la eternidad suele dar a los hombres buenos, a los que la fe les arrebata la vanidad y la soberbia que endurece el alma de los seres humanos. ¡Bienvenido al santoral cristiano Beato Juan Pablo II!