JUEGOS Y JUGUETES

JUEGOS Y JUGUETES

(EB- 24 enero 2011)

Era un niño cuando para una navidad recibí un tren, regalo de mis padres. Eran tan grandes los accesorios de rieles, estaciones, y otros, que saturaba el espacio de la sala de casa. El tren fue el entretenimiento de todos mis hermanos y no recuerdo dónde terminó sus últimos días. Es que en esa época, no estaba difundida la figura de Papa Noel, de la manera como ahora se promociona en las ventas. Cuando crecí, recuerdo que unos patines eran la delicia de mis piernas para movilizarme por las calles cercanas, y también para golpearme sin querer queriendo. Luego vendría la bicicleta, y allí paró la cosa porque estaba crecido para juguetes, y mi vida me acercó a la parroquia jesuita de mi barrio.

Había juegos que realizábamos con las chicas y otros entre varones. Sin duda el fútbol era el preferido de estos últimos, deporte que nunca me atrajo. Sí jugué a las “GUERRITAS”, cuando nos parapetábamos en el campo tras un muro creado por nosotros mismos y al frente estaba el “enemigo”, en iguales condiciones. De pronto en un momento determinado empezábamos a arrojarnos piedras con hondas y al finalizar la tarde, los heridos éramos muchos: cabeza rota, ropa quemada, piernas o brazos fracturados o heridos.

Jugábamos también “PALITROQUE” que construíamos con el palo de una escoba, donde dos retazos de la misma, servían para lanzar lejos el palo pequeño que se situada en un hoyo del suelo, después de golpearlo y hacer varias figuras de equilibro al aire, del palo menor sobre el mayor. Las “ESTATUAS” lo jugábamos con las chicas. Consistía en pararse en un escalón de la casa y un participante te tomaba de la mano y te jalaba hacia un espacio donde caíamos en la posición escogida, no pudiendo chocar con el cuerpo de nadie, pues se perdía.

Las “CHELIS” eran de acetato que pasaban en rollos en el cine y que nosotros recortábamos para usarlas individualmente, arrojándolas desde el escalón de una casa y al caer sobre la de tu competidor, ganabas las películas de él y las tuyas. El juego del “TROMPO” era exitoso, y si perdías “quiñabas o golpeabas” al del perdedor, destrozando su apreciado trompo (naturalmente los llorones eran muchos). “LINGO” acomodados en fila con un “prima o primero” que mandaba nombres (marcas de autos, capital de países, colores, etc.) mientras saltábamos encima de un participante inclinado gritando la palabra indicada en el momento. El “AMPAY” era ocultarse en el lugar menos esperado, mientras uno de los compañeros se dedicada a ubicar a cada uno de los ocultados.

Otros juegos llegaron con sus reglas e imposiciones: saltar la soga, yo-yo. hula hula, bate, cometas, mundo, jazz, bolero, etc. Cada parte del año tenía su juego de acuerdo al calor o frío. A las 7 de la noche de acuerdo a las reglas de casa, estábamos todos escuchando radio o jugando “DAMAS”, “AJEDREZ” o “MONOPOLIO”, hasta que el cansancio nos vencía. Al día siguiente asistíamos a la escuela: mandil blanco, pantalón corto, camisa y medias altas… y en secundaria el uniforme color kaki con cristina y galones que indicaban el grado de estudios que se cursaba.

No abundaban los psicólogos, nadie sufría de traumas, la televisión no enfermó nuestra inocencia, compartíamos nuestros juegos sin segregar a nadie, respetábamos a las personas mayores y nuestras palomilladas no pasaban del ámbito de casa o el barrio. Sin duda en verano, aprovechábamos para ir a la playa, a la piscina y hacer algunos viajes de acuerdo a la economía del hogar. Las ideas religiosas estaban menos confusas que hoy y nadie nos amenazó con los extraterrestres, la contaminación, los males nucleares, la capa de ozono, o la desaparición del agua entre otras cosas. Sí recuerdo ahora que cada cierto tiempo se publicitaba “el fin del mundo” con fecha y hora incluidos, lo que me ha convertido en un agnóstico de noticias negativas con respecto al planeta en que vivimos.

Ahora creo que eso dio a mi generación mayor seguridad para realizarse, sentir y actuar de manera distante a la actual. También es cierto que la unidad de familia se mantenía, los abuelos eran personajes de mucha estima por los nietos. Mucho ha ido desapareciendo, la tecnología es culpable de ello en gran parte, pero lo importante es que el hombre como ser humano está allí, ya no para jugar con el trompo, ni las estatuas, sino para evitar jugar destruyendo la vida de otros hombres….y eso algún día será pacíficamente maravilloso.