LA DINÁMICA DEL CREAR

LA DINÁMICA DEL CREAR

(EB-julio 4 de 2011)

Del mismo modo que es obligatorio alimentar nuestro cuerpo, también es justo y necesario alimentar nuestro intelecto, nuestro espíritu y trabajar con nuestras manos hundidas en el barro o el color, para crear formas que apetecen el sentido estético de los demás. De los que están allí observando lo que nace de nosotros y que puede levantar una ola de pasiones, admiración y breves o largos escritos.

Y es que el artista está expuesto a instruir a la masa con su dinastía de semejantes creaciones. Está por tradición ligado a los siglos de existencia del hombre en la tierra, y es heredero del proceso de creación que el cielo le ha otorgado con alegría.

No es estéril el trabajo de un artista. Mueve conciencias, emite un juicio, estimula los sentidos, carga la economía familiar y es finalmente un trabajo no vano, sino meramente evolutivo en la creación. Así es como otros ayer y muchos más mañana podrán hacer arte para satisfacer la necesidad del diseño, o crear para contentar la visualización de los sentidos. Esa es la misión siempre pensante del artista. Un destino sin nombre, una difícil profesión, una indescriptible situación frente al talento que presiona para la expresión.

Ser artista es vivir el capítulo de la creación en los escritos sagrados de toda religión. Es darnos una palmada para impacientes ponernos a trabajar. Es facilitar por la observación, nuestra propia creación. El artista vive la dinámica de crear aún cuando no está físicamente creando. Su mente trabaja permanentemente, pocos pasos se dan, hasta que finalmente la sincronización de sus manos y sus sentidos sumados al tiempo y espacio, nos brindan la obra de arte final.

Hoy vivimos el momento creativo por excelencia. Lo apreciamos en la tecnología de la ciencia, en el diseño total, en la ciudad, los muebles, los electrodomésticos, en la moda, los libros, y en las artes mayores de la arquitectura, la escultura y la pintura. Las dos primeras consideradas artes tridimensionales o de tres dimensiones (largo, ancho y grosor) y la segunda bastante conocida como bidimensional, o de dos dimensiones. Por algo Ortega y Gasset comparó la pintura con una fantasía, porque los pintores nos hacen creer en dos dimensiones, lo que en realidad no existe, sólo que acuden al uso de la perspectiva y dan tridimensionalidad a la pintura.

Cuando analizamos la creatividad, el artista y la naturaleza podemos incluir la profunda percepción de Pascal:”El corazón tiene razones que la Razón no entiende; mil cosas lo demuestran “entre otros nuestros instintos religiosos y creativos. Y para lograr creativos-adultos, debemos enseñar no sólo a practicar el arte sino a apreciarlo estéticamente desde niño. Entonces entenderemos que el fin de la educación es generar felicidad, y qué mejor expresión de ella que hacer sentir al hombre útil para crear y más útil para apreciar, filosofar y vincular el arte con los actos de su vida diaria.

Así la humanidad estaría menos desesperada, menos tensionada por crear artefactos que nos destruyan o dañen definitivamente el planeta…y se avocaría a facetas de la psicología del hombre que no todas las culturas promueven o desarrollan, u en algún capítulo perdido de su crecimiento histórico han olvidado. Así el hombre ocioso, se convertirá en el sensible, creativo, fabricante de ideas que ilusionan y dan sentido a la más preciada actividad del hombre mismo, como es vivir.